La pandemia del Coronavirus pasará, pero un nuevo escenario emergerá en su devenir. Una nueva forma de sociedad y de trabajar demandarán nuevas soluciones. Lo virtual ganará terreno como forma de vincularnos y de intercambiar, y el e-learning creará nuevas oportunidades para que los portadores de conocimientos diseñen y desarrollen nuevas propuestas. Quienes entiendan los nuevos desafíos y los vean como una oportunidad estarán un paso adelante en el mundo post Coronavirus.

El “Home Office”, paradigma del nuevo escenario mundial

Desde que la pandemia del Coronavirus llegó para cambiar definitivamente la vida cotidiana en América Latina, así como en Asia y Europa, una inquietud de más largo plazo se instaló en mi mente: ¿qué nueva sociedad va a emerger una vez que la pandemia haya quedado atrás?

Sin ninguna duda, el paradigma del “Home Office” vino para quedarse. Es que, en realidad, la pandemia no hizo más que acelerar un proceso de virtualización que ya venía avanzando desde hacía rato. Hay tareas que todavía requieren de la presencia física. Pero el proceso de “externalizar” y “tercerizar” es una decisión estratégica de las empresas.

El mundo avanza en un doble proceso, que articula, por un lado, la virtualización –tanto de los espacios como de las tareas y los procesos– y, por el otro, la colaboración. Es el modelo de las redes sociales, paradigma, precisamente, de la colaboración en redes virtuales. El paradigma de la “empresa” se está moviendo velozmente hacia el de las “organizaciones en red” y las “redes organizacionales”.

La pandemia del Coronavirus quedará en la memoria colectiva, tal vez, como la bisagra definitiva hacia lo que algunos ya están llamando la “4ta Revolución Industrial”.

El conocimiento colaborativo en la 4ta Revolución Industrial

Hay una expresión que se instaló en estos tiempos en los análisis y los discursos de funcionarios de gobierno, profesionales de la salud y periodistas: la realidad es “dinámica” y va cambiando día a día. Es una dinámica motorizada por la conjunción entre el devenir de los acontecimientos y el conocimiento que vamos adquiriendo de esto “nuevo” que se nos vino encima de la noche a la mañana.

El conocimiento, precisamente, es una de las claves más valoradas en esta 4ta Revolución Industrial. Pero una característica distintiva de este conocimiento, a diferencia del “escolástico” de las épocas anteriores, es su “creación colectiva” y –condición sine qua non– el compartir y la colaboración.

De ahí que las “plataformas colaborativas” constituyen el soporte tecnológico necesario para que este nuevo mundo de relaciones e interacciones encuentre un cauce que lo contenga y le dé un orden productivo y fructífero.

Aplicaciones como WhatsApp y Skype (¿está resucitando?) ocupan un lugar de primer orden en el mundo del trabajo y los negocios. En estos días de “aislamiento obligatorio”, otras apps más orientadas a los encuentros grupales, como “Zoom”, están ganando terreno de manera vertiginosa. Esta última, particularmente, está encontrando usos creativos que ni sus propios creadores habrán imaginado en sus expectativas más optimistas. De hecho, lo estamos usando en un Taller de Teatro del que participo, en un formato que nadie que se dedique al teatro hubiera creído posible 30 días atrás.

Mi esposa, psicoanalista, como muchos otros psicólogos y terapeutas, están usando videollamadas por WhatsApp o Skype. Una amiga mía, que es Personal Trainer, está dando sus clases de gimnasia por Instagram. Las restricciones que nos impone este momento nos están empujando a inventar y a “reinventarnos” para sobrevivir.

Oportunidades de la mano de los nuevos desafíos

Más allá de estos casos anecdóticos –de soluciones simples y rápidas– las empresas, los emprendedores y los profesionales que se desempeñan en el ámbito empresarial y de negocios tienen, en este tiempo de pausa forzada, el desafío y la oportunidad de diseñar nuevas propuestas que constituyan soluciones para el nuevo escenario que está emergiendo.

Es que, precisamente, de eso se trata. Los nuevos problemas requieren nuevas soluciones. Quienes se queden paralizados por el miedo y la sensación de impotencia corren el riesgo de sucumbir. Aquellos que vean el momento de oportunidad, más probablemente serán (seremos) los que aportemos los recursos y las soluciones que configuren el nuevo mundo que emergerá del “caos” del Coronavirus.

Ojalá no sea desde el paradigma del “sálvese quien pueda”, o el de la “ley del más fuerte”. Ojalá sea desde la toma de conciencia de que todos somos parte de la solución, y de que uno solo que se excluya o que quede excluido puede poner en riesgo la “salud” de todo el sistema. En la teoría de sistemas, la cadena se corta por el eslabón más débil.

Oportunidades de la mano del e-learning

En este nuevo mundo que va emergiendo, entre el Coronavirus y la 4ta Revolución Industrial, como decíamos, el conocimiento colaborativo, las múltiples esferas de capacitación y entrenamiento, y las plataformas tecnológicas que los hacen posibles, son una oportunidad que muchos pueden aprovechar para “reinventarse”, o para aportar algo de las soluciones que el nuevo “mercado” estará demandando de manera creciente.

El e-learning es solo uno de los formatos que ya forman parte de la vida cotidiana del nuevo milenio. Pero las soluciones y propuestas tienen que ser diseñadas en respuesta a las necesidades que dan origen a su demanda, y no al revés.

Un curso online, con el clásico formato de “aula virtual”, puede ser lo más apropiado para la transmisión de un conjunto de conocimientos necesarios para desempeñar un puesto de trabajo, o incluso como parte del “Programa de Inducción” para los nuevos empleados de una empresa. Pero seguramente será inadecuado para brindar soporte a los clientes que compran un determinado producto.

Excelencia instruccional en entornos amigables

Pero la plataforma de e-learning es una tendencia que seguirá en ascenso en los tiempos post Coronavirus. Las empresas, los profesionales y las personas como tales, están demandando cada vez más no solo calidad instruccional y contenidos de excelencia, pero también que sean “entregados” en entornos amigables y altamente interactivos.

Ya no alcanza con interactuar con el docente de manera informal o artesanal, descargando contenidos de un sitio web, e intercambiando tareas y ejercicios a través del email. La aparición de plataformas como Domestika y Udemy puso la vara más alta de lo que muchos docentes, consultores y emprendedores vienen entregando en sus propuestas de capacitación, y la propia trayectoria o renombre personal del capacitador resulta insuficiente para desarrollar un negocio sustentable.

El “mercado”, ya sean las empresas o las personas de manera individual, demanda la “experiencia de usuario” que solo puede brindar una plataforma de e-learning con todas las funcionalidades e interactividad de un “aula moderna”, y con una estética que haga sentir a sus participantes que realmente están asistiendo a una capacitación de excelencia.

La pausa como un tiempo creativo

La capacitación NO es un commodity, y todo profesional o persona que sea portador o portadora de un conocimiento es un potencial docente o capacitador de otras personas que aspiran a sumar ese conocimiento a su portafolio personal o profesional.

Este tiempo de “aislamiento” y de poner en pausa o desacelerar el ritmo vertiginoso del trabajo, es una oportunidad para inventar las nuevas soluciones que el nuevo mundo estará demandando a la salida del Coronavirus.

Compartir conocimientos estará sin duda en la agenda de lo que el mundo estará necesitando y demandando, y los entornos virtuales serán el espacio privilegiado para hacerlo. Calidad y excelencia instruccional serán una parte del diferencial de valor que permitirá posicionarse con las mejores posibilidades para poder “vender” sus propuestas.

La otra parte de ese diferencial de valor será el “packaging” con el que lo ofrezca y el marketing que desarrolle como estrategia.

La plataforma de e-learning que elijas como soporte tecnológico será un elemento clave, porque es el que define las posibilidades reales de desplegar todo el potencial del proceso de enseñanza-aprendizaje. La “Experiencia de Usuario” que seas capaz de ofrecer a tus Clientes/Alumnos estará condicionada por las funcionalidades de la plataforma que uses, en conjunción con la creatividad que despliegues al diseñar y crear los contenidos y las actividades de aprendizaje.

Tal vez este tiempo sea el momento oportuno para que te reinventes, o para que sumes una nueva y prometedora propuesta a tu portafolios empresarial o profesional.

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